EXTRANJERIA

El otro día tuve el placer infinito de pasar por el registo de extranjería para solicitar el permiso para trabajar como turista. La noche antes dormi abrazado a mi contrato indefinido; y acompañado de Iliana, me dirigí bien tempranito a la calle San Antonio 580.

Poco me hacia sospechar el dantesco espectáculo que iba a presenciar.

Casi se nos pasa el portal ya que estaba escondido entre cafés con piernas y locales cerrados. Llegamos a la segunda planta, y vimos dos habitaciones, una a la derecha y otra a la izquierda.
La habitación de la izquierda era un lugar limpio, repleto de sillas ordenadas y una multitud adormilada. Dos contadores electrónicos indicaban los turnos para pasar. Los durmientes eran un mosaico de culturas y razas, habia un grupo de africanos entre ellos una mujer embarazada, habia yankis, españoles, italianos, algun asiático y latinoamericanos. Los turnos se sucedian con rapidez y doce boxes atendían prestosamente.

En la sala izquierda, las paredes mostraban signos de humedad y los cristales estaban sucios, la multitud de esa sala había dado la vuelta a los bancos para hacer corrillos y hablaban a voz en grito. Había música y grupitos bailando. Dos funcionarios con aire dejado atendían a los presentes llamándolos a viva voz (cuarentaysiiiiinco). Como esto va a sonar mogollon de racista voy dir a bloque, cerramos la puerta y lo bautizamos como "Suite peruana".

Pusimonos a esperar en el lado multicultural y tras dos apasionantes horas charlando, entramos a la sección, donde expuse mi intención de solicitar un permiso para trabajar y ampliar mi visación de turista. Ya empece la conversación con mal pié ya que la funcionaria me dijo "Español" y yo respondí "Se me nota mucho?". Cosa que no era la cola correcta, para renovar el permiso de turista hay que ir.. ¿sabeis donde?

A la suite Peruana.

En defensa de la multiculturalidad de la Suite, debo decir que también había Bolivianos, Ecuatorianos y Colombianos. Me recordaba horriblemente a Mentes Peligrosas o algun sitio similar donde los chicos malos juegan a las cartas en clase. Cuando el funcionario me atendió (más rápido que en el lado multicultural) estaba bastante sorprendido por mis pintas (y porque tuviera todos los papeles en regla a la primera) y cuando vió el apartado de sueldo de mi contrato casi le da un paro cardiaco. No me pusieron ni una puta pega.

Moraleja, el mes que viene tengo que ir otra vez.
Arg.